5.07.2015

LIDERAZGO, EQUIPO Y JAZZ

En el mundo del jazz luego de la caída de las grandes bandas de la primera mitad del siglo veinte y de la llegada de los estilos más complejos denominados “bop”, irrumpió fuerte la figura del líder solista. La función de este solista/líder la podríamos definir como la de conducir a la banda, dar espacio a otros talentos complementarios al suyo y encaminar a dichos colaboradores hacia un objetivo, que a veces no es tan claro porque depende de la inspiración de cada día y de saber reproducir una estructura sobre la cual ir desarrollando y enfocándose al futuro, a las siguientes frases musicales creadas colectivamente, dando las directrices e improvisar sobre ellas. Todos estos puntos nos acercan a lo que debe ser un emprendedor. Tanto para un “jazzmen” como para un emprendedor es básico tener iniciativa: ser capaz en primer lugar de lanzarse a un “tema” o a un negocio. Todos los grandes emprendedores han destacado por una gran iniciativa y una voluntad que no decae ante las dificultades.

Diariamente debo entrevistarme con personas que centran todo el potencial del éxito de su negocio en el financiamiento (sobre todo en estos meses en que la oferta pública de apoyo al emprendimiento hace que el “espíritu emprendedor” fluya congénitamente), muchos de ellos suelen olvidar la obviedad de que un negocio se hace gracias a los clientes y que seguir inyectando recursos a un mal negocio sólo profundiza un mal negocio. Es así como nos encontramos con personas ávidas de inyectarle más recursos financieros (especialmente cuando no son los propios sino del Estado) a modelos de negocio que claramente no generarán más ni mejores clientes.


La genialidad de un músico en el jazz se evidencia en su capacidad de resolución, en la capacidad de tomar una base musical existente y lograr darle un sello propio que lo encamine hacia una idea o frase innovadora. Esto también vale para el emprendedor: su vida va a estar marcada por la toma de decisiones constante, “sobre la marcha”. Desde que se comienza un negocio estará constantemente resolviendo problemas, por lo que se debe estar preparado para ello, buscando la nota precisa para resolver. Un emprendedor debe ser capaz de desarrollar buenas ideas que le permitan crear productos/servicios para vender. No se trata estrictamente de inventar cosas, sino que también es posible darle nuevos o distintos usos a productos que ya existen, buscando siempre la diferenciación, cambiando los componentes de su “modelo de negocio”, es decir, de cómo generamos valor a nuestro cliente. El jazzmen si no genera valor en su audiencia se irá quedando sin público. En el caso del emprendedor no despegará, vegetará o fracasará en el tiempo.

En el jazz hay que desarrollar muy bien la capacidad de escuchar y de esa forma adaptarse a lo que pasa en el entorno. Esto se relaciona directamente también con el trabajo en equipo: el líder de la banda ciertamente fracasará si no es capaz de generar colaboración, de reclutar las competencias de que carece para lograr que todo funcione. En el mundo del emprendimiento hay que tener claro que no existe la verdad absoluta. Hay que ser capaz de escuchar a los demás para aprender y mejorar. Escuchar tanto a clientes como colaboradores, a rivales o a expertos. Una persona sola no va a alcanzar el éxito: es básico obtener el apoyo de empleados y aliados claves, por lo que es imprescindible ser capaz de potenciar el trabajo en equipo y elegir a las mejores personas para nuestro proyecto.

No existe negocio sin una visión previa. Los emprendedores exitosos son capaces de ver más allá que el resto de las personas, de tener siempre en mente el modelo de negocio que define sus acciones y de entregarse a él con total dedicación para tratar de alcanzar los objetivos marcados. Para esto es necesario tener pasión en el día a día, y es clave que el negocio se relacione bien con el estilo que queremos impregnarle a nuestra vida.